Ostomía: todo lo que necesitas saber sobre la bolsa

Ostomía: todo lo que necesitas saber sobre la bolsa

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La ostomía es un procedimiento quirúrgico que permite crear una salida a la materia fecal, que cae en una bolsa sujeta al abdomen.
Ostomía: todo lo que necesitas saber sobre la bolsa

Hasta a un 5% de las personas con una enfermedad inflamatoria intestinal (EII) puede que se les practique una ostomía [1], una intervención que consiste en derivar por medio de una apertura abdominal (estoma) los conductos intestinales sanos para permitir la salida del contenido intestinal. [2]

La ostomía permite crear una salida a la materia fecal, que caerá en una bolsa sujeta al abdomen.[2]

Esta intervención puede tener carácter temporal, de 3 a 6 meses, cuando el objetivo es que el colon o el recto se recuperen del impacto de la enfermedad.[3] Una vez regenerada la zona, se procede al cierre de la apertura abdominal quirúrgicamente.[4]

Sin embargo, algunas personas deberán llevar la bolsa de forma permanente porque el intestino o el recto se han dañado de forma irreversible y deben ser extirpados.[2]

La apertura a la que se sujeta la bolsa tendrá las siguientes características:[3]

  • Color rojizo: síntoma de un buen riego sanguíneo.
  • Humedad
  • Ausencia de sensibilidad: el paciente no sentirá dolor durante los exámenes ni al manipularla.
  • Ausencia de esfínter: el paciente no podrá controlar la salida de heces ni mucosidad. En algunos casos, el mecanismo incluye un obturador que permite al paciente controlar la salida de deposiciones.

A esta apertura se le conectará una bolsa de ostomía, encargada de recoger las evacuaciones y que consta de las siguientes partes:[5]

  • Sistema de acoplamiento: puede ser adhesivo, con una pestaña que sirve para acoplar la bolsa, o mecánico, con un anillo y que incluye un soporte para colocar un cinturón que aporte seguridad de sujeción.
  • Bolsa: con diferente tamaño y capacidad, pueden ser transparentes u opacas. Son flexibles y no se aprecian bajo la ropa.
  • Filtro: bloquea el olor de las evacuaciones recogidas en la bolsa.
  • Sellador del filtro: adhesivo que impide la entrada de agua durante el baño.

La bolsa deberá cambiarse frecuentemente.[4]

La elección del tipo de bolsa dependerá de las características de cada paciente, el tamaño de la apertura y el tipo de intervención que se le haya practicado.[4]

Tipos de ostomía

En función de la parte del intestino que se conecte con el exterior, podemos hablar de:

  • Ileostomía: la parte expuesta es el íleon (final del intestino delgado) y la apertura suele realizarse en la zona inferior derecha del vientre.[2] En estos casos, las deposiciones suelen ser más líquidas, lo que aumenta el riesgo de fugas o filtraciones que pueden dañar la piel circundante, por lo que es importante ajustar correctamente el acoplamiento de la bolsa. Las evacuaciones se producen de manera continua.[4]
  • Colostomía: La parte que se manipula es el colon. Dependiendo del tramo del colon que se exponga, las deposiciones serán más o menos sólidas.[4]

Según su localización las colostomías pueden ser ascendentes, se colocan en el lado derecho del abdomen. Transversales, situadas en el centro del vientre, o descendentes, situadas a la izquierda. [4]

Referencias

Confederación ACCU Crohn y Colitis Ulcerosa, “#ConOstomíaVivo”, ACCUESP. (Último acceso: noviembre de 2021).
Sociedad Americana de Cirujanos Rectales y de Colon, “Ostomía”, ASCRS - American Society of Colon and Rectal Surgeon. (Último acceso: noviembre de 2021).
Sociedad Estadounidense contra el Cáncer, “¿Qué es una ileostomía?”, American Cancer Society. (Último acceso: noviembre de 2021).
Adela-Emilia Gómez Ayala, “El paciente ostomizado”, Farmacia Profesional, 20, n.º 8 (2008): 50-55. (Último acceso: noviembre de 2021).
Elisa Rodríguez Martínez, “Cirugía y enfermedad inflamatoria intestinal – Ostomías”, Educainflamatoria. (Último acceso: marzo de 2021).
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