¿Qué es?

¿Qué es?

¿Cómo infecta el VIH a las células sanas?

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un retrovirus [1] que ataca al sistema inmunitario, es decir, al conjunto de elementos y procesos biológicos que nos protegen frente a las infecciones y otras enfermedades.

El VIH puede infectar a diferentes células del organismo, pero su diana principal son los linfocitos T-CD4+, que son un tipo de células del sistema inmunitario que nos protegen de las infecciones y de otras enfermedades.

El sistema inmunitario está formado fundamentalmente por los linfocitos B, que producen inmunoglobulinas o anticuerpos, y por los linfocitos T-CD4+ y CD8+. Nuestra inmunidad natural nos protege de los virus, bacterias y otras posibles causas de infecciones.

VIH y sida

La infección por VIH y el sida son dos procesos relacionados, pero diferentes. El VIH es un virus que penetra en los linfocitos T-CD4+. En el interior de estas células, el VIH se multiplica y produce nuevas partículas virales que infectan a otros linfocitos T-CD4+ y se propagan por todo el cuerpo. [2]

Tras la destrucción progresiva de las células del sistema inmunitario, estas debilitan paulatinamente nuestras defensas. Así aparece la inmunodeficiencia, que nos hace vulnerables frente a infecciones y determinados tumores. [3]

Por todo ello, el riesgo de que una persona con VIH, que no esté bajo tratamiento, contraiga infecciones es mayor que el de las personas con un sistema inmunitario sano. [3]

En su etapa más avanzada, si la persona con VIH no ha recibido tratamiento antirretroviral y su inmunodeficiencia es grave (hasta el punto de que el sistema inmunitario es incapaz de defender al organismo), se considera que la afectación por el virus ha derivado en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). [3]

En función de cada individuo, el sida puede tardar entre 8 y 10 años en manifestarse. [4]

Se considera sida o “estadio sida” cuando: [5]

  • Se produce una infección oportunista, tumor u otra enfermedad asociada a inmunodeficiencia.
  • El número de linfocitos T-CD4+ es menor a 200 células por milímetro cúbico de sangre.

Prevalencia

El VIH sigue constituyendo una de las principales causas de enfermedad y mortalidad a nivel global, sobre todo en países con escasos recursos. [6]

No obstante, gracias al conocimiento sobre prevención, así como a los avances en diagnóstico y tratamiento, la infección por VIH se ha convertido en gran parte del mundo en un problema de salud crónico, lo cual permite a las personas que viven con VIH llevar una vida larga y saludable y no alcanzar el estadio sida. [3]

Se estima que existen unos 38 millones de personas en el mundo con VIH. [3]

Referencias

J. Casabona Barbará, M. Vall Mayans y J. M. Cots Yago, “SIDA y enfermedades de transmisión sexual”, en Atención primaria. Conceptos, organización y práctica clínica, coordinado por A. Martín Zurro y J. F. Cano Pérez (Barcelona: Harcourt Brace, 1986), 996-1032.
National Institutes of Health, “Visión general de la infección por el VIH. El ciclo de vida del VIH”, HIVinfo (4 de agosto de 2021). (Último acceso: enero de 2022).
Organización Mundial de la Salud, “VIH/sida”, Organización Mundial de la Salud, 30 de noviembre de 2020. (Último acceso: enero de 2022).
ONUSIDA, “Preguntas frecuentes con relación al VIH y el sida”. (Último acceso: enero de 2022).
José Verdejo Ortés, “Aspectos clínicos y terapéuticos de la infección VIH/SIDA”, Crítica, n.º 953 (2008): 25-29. (Último acceso: enero de 2022).
Elías J. Cañas, Francisco Javier García León y Gloria Andérica, “Capítulo 2. Epidemiología de la infección VIH y SIDA”, en La infección por el VIH: Guía práctica, editado por la Sociedad Andaluza de Enfermedades Infecciosas (Junta de Andalucía, 2003). (Último acceso: enero de 2022).
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