El VIH se transmite a través del intercambio de determinados fluidos corporales:
También es posible la transmisión vertical del virus, es decir, de la madre al hijo durante el embarazo, en el parto o durante la lactancia. En la actualidad y gracias al tratamiento antirretroviral (en países con fácil acceso al mismo), este tipo de transmisión es prácticamente inexistente.
Por otra parte, las drogas inyectables son una causa de transmisión frecuente entre personas que las consumen.
La transmisión parenteral se produce cuando un virus (en este caso, el VIH) se introduce en el organismo a partir de sangre infectada. Puede darse por diferentes causas:
El uso de drogas inyectables es responsable de un número importante de casos en el mundo occidental.
La reutilización del material de inyección entre los usuarios se asocia a una mayor probabilidad de transmisión del VIH.
Hoy en día, la probabilidad de transmisión a través de esta vía es prácticamente nula. Desde 1985, todas las muestras de sangre para transfundir a otras personas se analizan antes para detectar que no contienen anticuerpos contra el VIH.
En el entorno hospitalario, los órganos procedentes de personas con VIH pueden suponer la transmisión del virus al receptor. Sin embargo, esto ha ocurrido en muy pocas ocasiones, y casi todas antes de 1985.
La exposición a material quirúrgico o a agujas contaminadas en el entorno sanitario es también un mecanismo de transmisión parenteral. En los primeros años de la pandemia por VIH, el riesgo de transmisión por este tipo de accidentes sanitarios se estimaba aproximadamente en un 0,3%. En la actualidad, la transmisión por esta vía es excepcional e improbable.
El VIH puede ser transmitido a través del semen, las secreciones vaginales o la sangre menstrual mediante prácticas sexuales que incluyan:
El sexo oral sin eyaculación, por su parte, se considera una práctica de bajo riesgo en lo que respecta a la transmisión del VIH. 2
El riesgo de contraer VIH aumenta si se padece otra infección de transmisión sexual (ITS).
Las personas con infecciones de transmisión sexual como la sífilis, el herpes genital o la gonorrea 3 tienen una probabilidad de 6 a 10 veces más alta de contraer el virus durante la práctica sexual, especialmente si presentan úlceras o secreciones. 2
Las personas con VIH que reciben tratamiento antirretroviral tienen un nivel del virus muy bajo en la sangre, en el semen y en las mucosas. Por ello, no transmiten el VIH a sus parejas sexuales. 3
El acceso temprano al tratamiento y la adherencia al mismo es fundamental para mejorar la salud de las personas con VIH y para prevenir su transmisión sexual. 3
La transmisión del VIH de una madre infectada a su hijo puede ocurrir durante el embarazo, en el parto o a través de la leche materna.
Actualmente, con el tratamiento antirretroviral, las cesáreas y el reemplazo de la lactancia materna por otras formas de alimentación, la probabilidad de transmisión vertical es más o menos del 1%.
El riesgo de transmisión es inexistente cuando la persona VIH-positiva está siguiendo el tratamiento y su carga del virus en sangre es indetectable.
Nada de esto constituye riesgo de transmisión del VIH: