En la actualidad, no existe cura para la esclerosis múltiple, aunque se disponen de diferentes formas de tratarla. [1]
El tratamiento de la esclerosis múltiple suele centrarse en:[1]
Ha habido grandes avances en el tratamiento de la esclerosis múltiple durante los últimos 20 años debido a los nuevos conocimientos sobre el sistema inmunitario y la posibilidad de utilizar la resonancia magnética para vigilar la esclerosis múltiple.[1]
Existen muchos medicamentos para tratar la esclerosis múltiple, que se administran de muchas formas diferentes y tienen un perfil propio en términos de eficacia y posibles efectos secundarios.[2]
No existe una solución igual para todas las personas con esclerosis múltiple y algunos tratamientos irán mejor a unos pacientes que a otros.
Además, el tratamiento puede variar con el tiempo en función de los síntomas o la situación.
Aunque no se dispone de una cura para la esclerosis múltiple, existen diferentes tipos de fármacos que sirven para su tratamiento y manejo:[3]
Además de los tratamientos farmacológicos, también pueden plantearse diversos tratamientos e intervenciones no farmacológicas.
Por ejemplo, la actividad física puede desarrollar fuerza muscular y reducir algunos de los síntomas de la esclerosis múltiple.
El médico también animará a realizar modificaciones del estilo de vida para tratar de aliviar los signos y síntomas de la esclerosis múltiple. Por ejemplo, descansar mucho, llevar una dieta sana y equilibrada, mantener la calma, reducir el estrés y hacer ejercicio con regularidad.