Las personas con esquizofrenia pueden tener su percepción de la realidad distorsionada, así como manifestar conductas, emociones o pensamientos alterados como resultado de la enfermedad.
Sin embargo, los síntomas de este trastorno mental no deben dar lugar a que se extiendan mitos que dificulten la inclusión social y la calidad de vida de quienes lo padecen. De hecho, con el debido tratamiento, una persona con esquizofrenia puede mantener un estilo de vida estable, saludable e independiente.