Síntomas

Síntomas

Los síntomas [1] que aparecen en la hipertensión arterial pulmonar pueden variar en cada persona y se presentan cuando la enfermedad ya lleva un tiempo establecida.

Además, esta patología tiene una sintomatología similar a la de otras enfermedades cardíacas o respiratorias. Esto habitualmente hace que su diagnóstico se retrase.

Síntomas más comunes

Pulso acelerado o irregular

Es habitual que las personas experimenten taquicardia o irregularidades en su pulso a causa de la hipertensión arterial pulmonar.

Disnea

Sensación de falta de aire al realizar un esfuerzo que con el tiempo puede mantenerse incluso estando en reposo.

Dolor torácico

Se puede experimentar una sensación de opresión en el tórax, es decir, “presión en el pecho”.

Cansancio

Este síntoma aparece debido a la dificultad de aporte de sangre oxigenada a los diferentes tejidos del cuerpo.

Síncope

Pérdidas bruscas y transitorias de consciencia. Pueden producirse incluso al realizar un esfuerzo mínimo, como ponerse de pie.

Tos

Puede deberse a varios motivos y estar acompañada de mucosidad/flemas o restos de sangre.

Mareos

Es habitual que las personas con hipertensión arterial pulmonar experimenten mareos frecuentes y cifras bajas de tensión arterial.

Otros síntomas

En fases más avanzadas pueden aparecer signos comunes de insuficiencia cardiaca derecha como:

  • Edemas en las piernas: acumulación de líquido causado por la dificultad del corazón para bombear la sangre con normalidad.
  • Ascitis: líquido acumulado en el abdomen.
  • Dilatación de las venas yugulares.
  • Cianosis: coloración azulada de la piel por falta de oxígeno (sobre todo en pies y labios).
  • Acropaquia: engrosamiento de los dedos de las manos y de los pies (uñas en ”vidrio de reloj”).

Clasificación

La clasificación funcional de la hipertensión pulmonar de la Organización Mundial de la Salud es una herramienta pronóstica y ayuda a clasificar a las personas con hipertensión arterial pulmonar según su gravedad.[2]

La clase funcional oscila entre I (ausencia de síntomas con la actividad física habitual) y IV (presencia de síntomas con cualquier tipo de actividad física e incluso en reposo).

Clase I

Sin limitación de la actividad física.

Es decir, que la práctica de actividad física normal no causa cansancio, taquicardia, fatiga, dolor torácico o síncopes.

Clase II

Leve limitación de la actividad física. Es decir, la persona está cómoda en reposo, pero la actividad física habitual le produce cansancio, taquicardia, fatiga, o dolor torácico

Clase III

Notable limitación de la actividad física. Es decir, la persona está cómoda cuando está en reposo, pero la actividad física menor de la habitual produce disnea, fatiga, dolor torácico o presíncope.

Clase IV

Incapacidad para llevar a cabo cualquier actividad física sin síntomas. Se manifiestan síntomas de disnea, síncope, fatiga e insuficiencia cardíaca incluso en reposo. Cualquier actividad física aumenta las molestias.

Referencias

Zagolin et al. “Hipertensión Pulmonar: Importancia de un diagnóstico precoz y tratamiento específico”. Rev Med Clin Condes 26, n.º 3 (2015): 344-56. (Último acceso: enero de 2022).
Galie et al. “ERS/ESC Guideliness for the Diagnosis and Treatment of pulmonary hypertension”. European Respiratory Journal 46 (2015): 903-975. (Último acceso: enero de 2022).
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