La hipertensión arterial pulmonar es una enfermedad poco común, grave y crónica que puede llegar a ser muy incapacitante, en la cual los vasos sanguíneos que llevan la sangre del corazón a los pulmones sufren alteraciones a nivel del tejido que tapiza su interior, y provocan que se estrechen y se vuelvan menos flexibles. [1][2]
Esto conlleva una reducción o bloqueo del flujo sanguíneo a través de las arterias pulmonares. Como resultado, la presión sanguínea en dichas arterias aumenta. [2]
La alta presión tiene repercusión, al mismo tiempo, en el corazón, sobre todo en el ventrículo derecho, que se ve en la obligación de trabajar en exceso para realizar correctamente su función en un sistema con la presión aumentada.
A consecuencia de ese sobreesfuerzo, el ventrículo derecho se dilata y se debilita gradualmente, lo cual termina derivando en insuficiencia cardiaca derecha. [1]
Además de la hipertensión arterial pulmonar, que es el Grupo 1, existen otros cuatro grupos de hipertensión pulmonar: [3]