Aunque la psoriasis no tiene cura, las terapias que se prescriben pueden lograr una gran mejoría en las lesiones cutáneas del paciente e incluso hacerlas desaparecer, manteniendo los síntomas bajo control. [1]
Como la evolución de la enfermedad y la respuesta a los medicamentos pueden variar de un paciente a otro, el tratamiento para la psoriasis siempre ha de ser personalizado en cada caso. [2] El profesional sanitario, a la hora de recomendar un tratamiento, deberá tener en cuenta diversos factores como la gravedad de la psoriasis, el estilo de vida del paciente, sus alergias, edad, historial médico y terapéutico, sus preferencias, etc. [3]
Existen diferentes tipos de tratamientos que se recomendarán dependiendo de cada caso particular:
Son una serie de fármacos con proteínas similares a las humanas que evitan que el sistema inmunitario cause inflamación. [2] Se suelen recomendar para personas con psoriasis moderada y grave que no hayan respondido al tratamiento sistémico o a la fototerapia. Dependiendo del medicamento, los biológicos se administran mediante suero en la vena (en un hospital) o bien por vía subcutánea. En este caso, existe un dispositivo de inyección llamado “pluma” que permite la administración del fármaco, por parte de la persona, apretando un botón y sin que se vea la aguja. [5]
Referencias