La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica, no contagiosa [1], causada por una alteración del sistema inmunitario. [2]
Se puede manifestar en cualquier parte del cuerpo en forma de placas enrojecidas, descamativas y sobreelevadas, de tamaño variable, que pueden provocar picor, quemazón, dolor e incluso pueden sangrar. [2]
La inflamación de la psoriasis comienza en el sistema inmunitario, principalmente en unas células que todos tenemos en la sangre, llamadas linfocitos T, que ayudan a proteger el cuerpo de infecciones y otras enfermedades. [3]
En el caso de la psoriasis, estas células se activan indebidamente, desencadenando la proliferación y dilatación de los vasos sanguíneos de la piel, lo cual provoca el color rojo de las lesiones. [3]
Además, esta activación indebida también hace que los queratonicitos, las células de la capa más superficial de la piel, llamada epidermis, se reproduzcan rápidamente y se acumulen formando este tipo de placas escamosas en la piel. [4]
Sin embargo, la psoriasis no es una afección únicamente cutánea, sino que puede afectar a varios órganos o tejidos al mismo tiempo, e incluso al cuerpo entero (enfermedad sistémica). [1]
Se estima que entre el 1% y el 3% de la población mundial padece psoriasis, aunque las cifras suelen variar entre diferentes etnias. [1] En España, la prevalencia es aproximadamente de un 2,3% [5] Existen en torno a 1.080.000 casos diagnosticados en el país. [5]
La psoriasis afecta por igual a mujeres y hombres [6] y puede aparecer a cualquier edad, incluso en la infancia. [3]
Sin embargo, suele manifestarse por primera vez entre los 20-35 años y entre los 50-60. [7]
Podemos distinguir diferentes tipos de psoriasis según cómo se manifieste la enfermedad:
También conocida como psoriasis vulgar, es la forma clínica más común de psoriasis (de hecho, afecta a entre el 58% y el 97% de los pacientes). Se caracteriza por formar placas rojizas de diverso tamaño cubiertas de escamas blanquecinas, y es la forma que más frecuentemente aparece en rodillas, codos, parte baja de la espalda, uñas y cuero cabelludo. [6]
Es una forma poco frecuente, aunque grave, de la psoriasis. En esta manifestación clínica se forman granos de pus sobre las placas psoriásicas. [2] Puede aparecer en áreas pequeñas como las palmas de las manos, las plantas de los pies, la punta de los dedos, las uñas, o en el resto de superficie cutánea del cuerpo, normalmente como resultado de un único brote desencadenado por algún factor de riesgo. [6]
Suele manifestarse en niños y adolescentes. En este caso, se trata de pequeñas lesiones rojizas de menos de 1 cm de diámetro que se distribuyen en forma de salpicadura, afectando habitualmente a las extremidades o al tronco. [2]
Esta forma clínica es poco común, pero de gravedad. Las lesiones, en este caso, son muy extensas y ocupan casi toda la superficie del cuerpo. [2] Estos pacientes deben ser hospitalizados ya que los riesgos por pérdida de líquidos y proteínas, hipotermia, infección e insuficiencia cardiaca son elevados. [6]
Referencias