La psoriasis es una enfermedad que evoluciona en brotes. A lo largo de la vida, es habitual que sucedan periodos de mayor intensidad de las lesiones cutáneas con otros momentos en los que estas disminuyen o incluso desaparecen.
La proliferación de los brotes psoriásicos en determinados momentos está relacionada con algunos factores de riesgo que pueden propiciar que se desencadenen. El estrés, el tabaco o el consumo excesivo de alcohol, por ejemplo, son factores que favorecen el desarrollo de la enfermedad.
Existen muchas enfermedades que se asocian con la psoriasis (comorbilidades), como la obesidad, la diabetes, los problemas cardiovasculares, la enfermedad del hígado graso no alcohólico, etc. Estas enfermedades pueden desarrollarse debido al proceso inflamatorio persistente de la psoriasis.
Además, se estima que hasta un 35% de pacientes con psoriasis desarrollará artritis psoriásica.
En la gran mayoría de los casos (75-80%), los síntomas de la piel aparecen antes que las dolencias articulares, normalmente cuando la psoriasis se ha desarrollado, en promedio, durante más de 7-12 años.
También puede suceder que la artritis se padezca antes que las lesiones cutáneas e incluso que ambas afecciones aparezcan a la vez, pero es mucho menos frecuente.
Cabe destacar, además, que el riesgo de desarrollar una enfermedad inflamatoria inmunomediada (Immune Mediated Inflammatory Diseases, IMID por sus siglas en ingl és) como la psoriasis aumenta si el paciente ya ha sido diagnosticado con otra de estas enfermedades.
Junto a la psoriasis y la artritis psoriásica, entre las IMID se incluyen la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, el lupus eritematoso sistémico, la uveítis y la hidradenitis supurativa.