¿Algunas enfermedades pueden causar depresión?

¿Algunas enfermedades pueden causar depresión?

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Existen estudios que relacionan afecciones como la diabetes, la hipertensión arterial o el hipotiroidismo con un mayor riesgo de desarrollar un trastorno depresivo.
¿Algunas enfermedades pueden causar depresión?

El diagnóstico de una enfermedad o afección médica supone un punto de inflexión en la cotidianidad del paciente y puede despertarle una preocupación constante por la evolución de su estado de salud.

La ansiedad y el estrés que genera esta circunstancia, unidos a los posibles síntomas de dolor, malestar o incapacidad que produzca la enfermedad, puede desencadenar síntomas de depresión, especialmente en aquellas patologías crónicas.

El trastorno depresivo debido a otra afección médica se manifiesta con un estado de ánimo deprimido durante un período de tiempo importante y persistente. Algunos pacientes sufren también una disminución notable del interés o placer por todas o casi todas las actividades, incluso aquellas con las que antes disfrutaban.

Entre las afecciones con las que la depresión podría estar relacionada, pueden destacarse enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión arterial o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

  • Diabetes: según el estudio DIADEMA, el 20% de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM2) tienen depresión.[1] Además, la relación entre ambas enfermedades parece ser bidireccional: los pacientes diabéticos podrían tener el doble de posibilidades de sufrir depresión que los no diabéticos, mientras que la depresión aumenta el riesgo de diabetes e interfiere con su correcto autocontrol.[2]

    Si bien las razones que explican esta relación no están claras, ser mujer y tener una edad avanzada podrían favorecer la asociación entre la DM2 y la depresión.[3]

    Por lo que respecta a la diabetes tipo 1, también está relacionada con un mayor riesgo de depresión, especialmente en pacientes con complicaciones por la diabetes, un número elevado de hiperglucemias (subidas de azúcar) semanales y baja calidad de vida.[4]

    Con todo, es fundamental que los pacientes diagnosticados con depresión y diabetes que siguen un tratamiento antidepresivo sean adherentes al mismo, ya que el uso regular de antidepresivos en pacientes con diabetes disminuye el riesgo de complicaciones macrovasculares (principal causa de fallecimiento en el paciente con diabetes).[5]

  • Hipertensión arterial: esta enfermedad se debe al menos a dos tipos de factores de riesgo, los biológicos y psicológicos, entre los que se incluye el estrés crónico[6], que también puede actuar como desencadenante de la depresión.

    La frecuencia de depresión es elevada en personas hipertensas: se estima que un 40,5% de ellas desarrollan síntomas depresivos, los cuales influyen negativamente en el cumplimiento del tratamiento antihipertensivo.[7]

  • EPOC: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica es una afección con un gran impacto en el día a día de los pacientes. Por ello, las personas con EPOC tienen un mayor riesgo de sufrir depresión, estrés y ansiedad; en sentido inverso, estar deprimido puede empeorar los síntomas de la EPOC, al hacer más difícil que el paciente pueda cuidar de sí mismo.[8]

    Diagnosticar y tratar de forma precoz la depresión en los pacientes con esta afección pulmonar resulta fundamental, ya que se estima que un 25% de quienes padecen EPOC severa pueden llegar a desarrollar síntomas depresivos.[9]

De acuerdo con el DSM-5, existen otras afecciones estrechamente asociadas a la depresión, como:[10]

  • La enfermedad de Cushing: [11] se estima que casi el 80% de los pacientes experimentan síntomas depresivos. En particular, suelen tener concentración baja, despertares durante la madrugada y la libido disminuida. Normalmente, el tratamiento de la depresión en estos pacientes ha de ser combinado con el del hipercortisolismo.

  • El hipotiroidismo: [11] los datos apuntan a que esta enfermedad aumenta 7 veces el riesgo de un trastorno del estado de ánimo, como la depresión, en comparación con la población general. Normalmente, si no existe una depresión real, los síntomas depresivos del hipotiroidismo desaparecen cuando el paciente es tratado adecuadamente de su problema de tiroides.

  • La esclerosis múltiple:[12] se estima que la mitad de los pacientes diagnosticados con esclerosis múltiple desarrollan una depresión con síntomas comunes como irritabilidad, fatiga, falta de concentración, desánimo o frustración. Si bien, no está claro si están causados por la patología en sí misma o por el impacto que produce una enfermedad crónica. La gravedad del trastorno depresivo aumenta en los estadios avanzados de la esclerosis múltiple.

Diagnóstico y evolución

El diagnóstico del trastorno depresivo debido a otra afección médica se realiza a partir de la historia clínica del paciente, de su exploración física o de los análisis de laboratorio, que deben apuntar al trastorno depresivo como una consecuencia fisiopatológica directa de otra afección médica.[10]

Algunas veces, los síntomas depresivos desaparecen en la medida en que la persona se adapta o en que se trata la enfermedad.[13]

En otros casos, la depresión puede deberse a ciertos medicamentos que se usan para tratar la enfermedad.[13] Ante la sospecha de que algún fármaco puede estar causando depresión al paciente, se recomienda consultar con el médico para que pueda valorar la posibilidad de retirarlo o de cambiarlo por otro.

Referencias

Miguel Ángel Salinero-Fort et al., “Prevalence of depression in patients with type 2 diabetes mellitus in Spain (the DIADEMA Study): results from the MADIABETES cohort”, British Medical Journal, 8:e020768 (2018). (Último acceso: octubre de 2021).
Abdallah Alzoubi et al., “The Bidirectional Relationship between Diabetes and Depression: A Literature Review”, Korean Journal of Famuly Medicine, 39, n. º 3 (2018): 137–146. (Último acceso: octubre de 2021).
Mijung Park et al., “Depression among older adults with diabetes mellitus”, Clinics in Geriatric Medicine, 31, n. º 1 (2015): 117-137. (Último acceso: octubre de 2021).
Mónica Carreira et al., “Depresión en la diabetes mellitus tipo 1 y factores asociados”, Medicina Clínica 135, n. º 4 (2010): 151–155. (Último acceso: octubre de 2021).
Chi-Shin Wu et al., “Associations Between Antidepressant Use and Advanced Diabetes Outcomes in Patients with Depression and Diabetes Mellitus”, The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, dgab443 (2021). (Último acceso: octubre de 2021).
F. Jaén et al., “Ansiedad, depresión y su implicación en la hipertensión arterial resistente”, Hipertensión y Riesgo Vascular, 31, n. º 1 (2014): 7-13. (Último acceso: octubre de 2021).
Andrés Vázquez et al., “Trastornos depresivos y eventos vitales en pacientes con hipertensión arterial y su relación con la adherencia terapéutica”, Multimed, 23, n. º 5 (2019): 1079-1094. (Último acceso: octubre de 2021).
Medline Plus, “EPOC - manejo del estrés y del estado de ánimo”, 10 de enero de 2019. (Último acceso: octubre de 2021).
F. López et al., “Ansiedad y depresión en la EPOC”, Revista Clínica Española, 207, n. º 1 (2007): 53-57. (Último acceso: octubre de 2021).
Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5.ª ed. (Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2014), 180-181.
Virginia K. Carroll y Jeffrey T. Rado, “¿Pueden las enfermedades médicas causar depresión?”, IntraMed, 1 de febrero de 2010. (Último acceso: octubre de 2021).
El Médico Interactivo, “Más de la mitad de los pacientes con esclerosis múltiple padece depresión en algún momento de la enfermedad”, EMI, 24 de mayo de 2016. (Último acceso: octubre de 2021).
Instituto Nacional de Salud Mental de EE. UU., “Las enfermedades crónicas y la salud mental: cómo reconocer y tratar la depresión”, NIH. (Último acceso: octubre de 2021).
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